domingo, 12 de octubre de 2014

Ars vivendi, Jorge Guillén

Presentes sucesiones de difunto
 -Quevedo

Pasa el tiempo y suspiro porque paso, 
aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta, 
y no con el reloj, su marcha lenta, 
nunca es la mía bajo el cielo raso. 

Calculo, sé, suspiro, no soy caso 
de excepción y a esta altura, los setenta, 
mi afán del día no se desalienta, 
a pesar de ser frágil lo que amanso. 

Ay, Dios, me sé mortal de veras.
Pero mortalidad no es el instante
que al fin me privará de mi corriente.

Estas horas no son las postrimeras, 
y mientras haya vida por delante, 
serán mis sucesiones de viviente. 




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