domingo, 21 de septiembre de 2014

Se acabó

Fue entonces cundo entendiste que pertenecéis a registros diferentes.
Te diste cuenta de la candidez que emanaba de su alma, del brillo que refleja su ser. La simple atmósfera de en derredor.
Siempre habías sabido por qué atraía a la gente, aunque ellos no lo supieran, de esa manera tan suya. En todos generaba ese efecto: el querer estar cerca. Y tú no eras caso de excepción.
Eran los gestos, dulces, naturales, inocentes; sus miradas despistadas; esas manías tan extrañas... Y sí, te encantaban.
Fue cuando descubriste todo esto. Cuando descubriste que lo sabías. Fue entonces cuando odiaste todo: y por eso se acabó.


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