lunes, 26 de mayo de 2014

1612

Solo fue necesario un detalle.
Eché en falta una mirada:
la mía de autentico reproche;
de la tuya aún no sé nada.

Que tenía fecha de caducidad
era un hecho evidente.
Como evidentes eran tus manos
y evidente es la melancolía.

Como demuestran las palabras,
ahora en carne viva,
que ya no nos dedicamos.

Porque mi risa en una conversación dolorosa
significa el dolor que me produce tu sonrisa.



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