Hoy el fuego me quema.
¡Qué normalidad!
El hielo me hiela,
no me endulza la sal.
El viento molesta
y arrastra a su pasar
mil miradas concretas
que dejamos y ya no están.
El azúcar ya no sala
y no sé qué pensar,
pero sí sé que todo esto
es porque tú ya no estás.
De nuevo, mi querida Pilar, vuelves a impresionarme.
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