Una vez más me sorprendo hacíendome la misma pregunta. Una vez más no hallo respuesta.
El invierno ha pasado y es casi tan frío como tu presencia.
Yo tenía que haber pasado este invierno contigo. Con tus caricias abrumadoras, con tus besos apasionados, con tu cálida sonrisa, con tu tierna mirada, con tu embaucador aroma, con tu voz aterciopelada...
Es irónico que el destinatario de mis palabras sea el único que no me corresponde. Y yo, triste remitente, aún sabiendo que mis plegarias no serán escuchadas, lanzo un grito desesperado, que busca tu cariño en los rincones de mis recuerdos, con la esperanza de encontrar algo para calentar mi alma y pasar lo que queda de invierno como mi corazón ansiaba.
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